Tema: Un Futuro para la Familia
Cuando decimos "un futuro para LA familia" podemos cometer el error de mirar a todas las demás familias, pero menos a la nuestra, por eso vamos a pensar en "un futuro para MI familia", y vamos a visualizar lo que tenemos, lo que somos, en qué estamos enfocados, quiénes la conforman y sobre todo, si quiero un futuro para mi familia.
Nosotros solemos pensar que las cosas surgen espontáneamente, aún cuando hagamos poco o peor aun cuando no hacemos nada y esto me trae a la mente "la generación espontanea", cuando se creía que surgía de un ser vivo; llámese gusano, moscas, etc; de la materia muerta o en descomposición. Pero esto; que estuvo "de moda" hasta la mitad del siglo XIX se comprobó que no era posible. (Fue confirmado por Luis Pasteur)
Pero me da la sensación de que seguimos creyendo en esto y pensamos que nuestros buenos deseos son suficientes para que nuestra familia tenga un futuro, o más bien, un buen futuro.
Dios quiere que lo tengamos como Señor, y debemos volver nuestros ojos a las Sagradas Escrituras para encontrar en ella los tesoros que allí están, las normas que deben guiar nuestra vida, y así encontramos en Gálatas 6:7 "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará". Lo que nosotros sembremos, eso cosecharemos, si siembra una semilla de durazno, crecerá un árbol de durazno, no esperará cosechar peras; esto es más que obvio en el plano físico y tangible; pero muchas veces no lo es en el plano espiritual.
La responsabilidad es principalmente de los padre y a nosotros como tales van dirigidos estos mandamientos de parte de Dios, para que "nos vaya bien".
Deut. 6:3-9 Nos dice que debemos amar a Dios con todo lo que somos, que todo nuestro ser debe amarlo sinceramente, pues de ahí se deriva todo. Cuando amamos a Dios sinceramente, nuestra familia lo sabrá, si hay jueces que son rigurosos, esos son los hijos, y aunque sí nos equivocaremos; pues no somos perfectos; ellos sabrán que nuestro amor hacia Dios es sincero. El amor sincero va acompañado de obediencia a Dios.
Como padres nuestro privilegio y responsabilidad es enseñar a nuestros hijos a amar a Dios, que lo conozcan será nuestro objetivo.
No basta con enviarlos a la Iglesia, debemos ir con ellos, el ejemplo será la más valiosa herramienta de enseñanza. Dice en Deut. 6:7 que se las inculquemos continuamente a nuestros hijos cuando estemos en casa y cuando vayamos por el camino, cuando nos acostamos y cuando nos levantemos.
Debemos enseñar en todo momento para enseñar a nuestros hijos, aprovechemos el tiempo cuando son pequeños y los tenemos con nosotros, cada cosa en la naturaleza es motivo de gratitud para con Dios, y de enseñanza para nuestros hijos. Seamos creativos, adaptémonos a su edad, no nos pongamos con cara de policía cuando nos reunimos como familia a estudiar la Biblia, debemos ser genuinos y pedir a Dios creatividad para enseñar su Palabra.
Los cuadros que ponemos en las paredes de nuestra casa van a hablar de nosotros, coloquemos algo que edifique, los judíos ponían porciones de la Palabra de Dios en sus paredes. Debemos recordar que la Biblia está llena de instrucciones para nuestro beneficio, debemos conocerlas y obedecerlas.
Concluiré diciendo que Dios es el más interesado en que nuestras familias tengan un buen futuro, y para ello debemos aceptarlo en nuestra vida, para que él sea el Señor y Salvador de la misma, y para que podamos obedecerlo por el poder del Espíritu Santo obrando en nosotros.